La genialidad del dibujo reside en la capacidad de desarrollar como única imagen coherente el doble paradigma proporcional del homo ad quadratum y el homo ad circulum.
Leonardo da Vinci hace coincidir las cabezas, superando de esta forma la dificultad de las diferentes alturas que hubieran impedido la unidad de la figura. La anchura de los hombros se corresponde con la distancia entre el codo y la punta de los dedos. Todos los detalles han sido estudiados, desde el pulgar doblado que pone en evidencia la palma como unidad de medida (como submúltiplos las junturas de los dedos).
La vista lateral del pie muestra que su longitud corresponde a la de la cabeza y el brazo. Inscrito en un cuadrado, el homo ad quadratum tiene el pubis a la mitad de la altura, el cruce de las diagonales del cuadrado. En el homo ad circulum, en cambio, en el centro del círculo que inscribe a la figura se encuentra el ombligo.
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